Acurrucada, la pluma enmudece,
asustada
por el rugido hambriento
del papel en blanco
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Nada de temores. Siente como tus dedos cabalgan sobre ella y déjala galopar sobre las dunas blancas. El latido de tinta contra contra tu pecho, siéntelo fundirse con el de tu corazon cuando te inclinas para formar con ella un solo cuerpo.
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Nada de temores. Siente como tus dedos cabalgan sobre ella y déjala galopar sobre las dunas blancas. El latido de tinta contra contra tu pecho, siéntelo fundirse con el de tu corazon cuando te inclinas para formar con ella un solo cuerpo.
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