viernes, diciembre 09, 2005

Envés

Suponte que te miento
(te digo que te quiero)
imagina el cuento,
(vivo feliz a tu lado)
hagamos una broma,
(juntos durante años),
tratemos el imposible,
(ambos nos engañamos)

Laberinto

En el trayecto entre dormirme anoche y despertarme hoy, me he perdido. En algún momento he debido errar el camino, visitaría un sueño que no es el mío, mi ensoñación sería demasiado extravagante o me engancharía en la estela de plata de algún otro soñador. He amanecido en cama extraña.

He abierto los ojos y el sol estaba alto. Apenas una leve sábana me cubría. Pájaros cantando, silencio a mi lado. Me he atrevido a incorporarme, he mirado por la ventana. Aquí era verano. Al fondo un gran árbol movía una a una sus hojas saludando. He dudado. Descalzo he salido al exterior, aturdido y cegado. La tierra llegaba casi a quemar. Junto a la puerta, un grifo grande y un cubo a su lado. Lo he llenado de agua fresca y he bebido. El resto lo he volcado contra las raíces de árbol. Luego he vuelto a la cama dispuesto a conciliar el sueño para buscar un lugar donde contaros todo esto.

viernes, diciembre 02, 2005

Travesía

Una noche, un error,
un corazón cansado
y una marea de dolor.
En ese mar navego.
Primero a la deriva,
luego hubo tormenta,
y ahora el mar de leva,
es quien me mece cada noche.

Hoy arrío las velas,
trato de parar el tiempo,
rozo el agua con los dedos,
intento oír tu risa
en su rumor,
sabiendo que cada día
recorro más camino
entre la costa y yo.

a Fernando Durán. 1-5-1937 a 2-12-2001

lunes, noviembre 28, 2005

Metabolismo

Me alimento de fantasías,
propias y ajenas.
Respiro realidades,
esas solo tuyas.

miércoles, noviembre 23, 2005

Postmonición

Esta noche me ha visitado en sueños un hijo mío,
aun no concebido. Era algo mayor que yo. Quizás diez años.
Se ha quedado parado, frente a mi, sin saber que hacer.

-Tenía que verte Papá. Te echo de menos.

Lloraba. Sus ojos, ¿de quién eran? Las cejas si eran como las mías.
Nos hemos abrazado. Cuando ha podido dejar de llorar, me ha preguntado

-Me dijiste una vez que algún día me contarías algo muy importante sobre tú y yo. Pero nunca lo hiciste. ¿Qué querías decirme?
-No se. Supongo que sería que había encontrado una excusa estupenda para verte, al menos, una vez más.

jueves, noviembre 17, 2005

La ciencia

La estadística consigue cosas tan curiosas como que hoy recibiera una postal cariñosa del 5% de un pueblo.
Logicamente, el 100% de los que escriben esto están tremendamente contentos con ello.

Taza

Hoy he visto tus ojos en el reflejo negro de mi café.
He dudado, he bebido
No le había puesto azucar, como era apropiado

martes, noviembre 08, 2005

Elástico

Tres risas y dos lágrimas,
media docena de cicatrices y cinco de rosas.
¿30 años? o dos latidos.

jueves, noviembre 03, 2005

Entrenando

Cada año tengo que aprender a pasar frío.
Cuando va llegando el invierno, procuro ponerme siempre un poco menos de la ropa que necesitaría, para dejarle entrar en mis huesos y ser,un año más, su amigo mientras esté presente. Así añoro menos el verano.

viernes, octubre 14, 2005

Recapitulando

Me acabo de dar cuenta que hace meses (¿o algún año? ¿tanto?) que no tengo heridas en las rodillas. Que no me encuentro cardenales de golpes desconocidos.

Y hago feroz proposito de desenmienda.

jueves, octubre 13, 2005

Hallazgo

Al final descubrió algo asombroso.
Todos
(amigos, enemigos. Amantes, desconocidos)
eran humanos, y algún día, fueron niños.

miércoles, septiembre 28, 2005

Vacantes

Algún día no debí cerrar la puerta. O alguno de ellos la logró abrir. Y yo llegué, y encontré la sala de mis personajes vacía. La luz apagada. Alguna colilla en el suelo. Llamé y sonó eco. No dejaron ni una nota. No quedó ninguno.
Y ahora, sin ellos, mis historias se agolpan sin poder salir. Ronronean inquietas, y no me basto para representarlas. Trato de desdoblarme, pero apenas logro ser un secundario falto de trazo asiduo a relatos inconclusos. Intento buscar de nuevo, lanzo nuevos temas, pero ninguno aparece.
Las historias nunca llegan.

Díscolo

Decidió que no necesitaría
seguir siempre las reglas,
y aquel año, tras el verano,
llegó la primavera.

Busqueda inútil

Recorrió uno a uno todos los libros. En ninguno encontró un relato ni un poema que evocase su propia historia. Su ánimo. Sus sentimientos. Sus dudas.
Cansado de buscar, se sentó ante el papel en blanco.

Magnitud

He caido
a toda una palabra de profundidad.

lunes, septiembre 26, 2005

Blanco y negro

Al llegar me recibiste sucio, contento de verme y completamente desconocido. Te di de comer y moví hilos hasta buscarte una casa.
Mientras tu, moviendo el rabo, te ocupabas de infectar la mía de garrapatas.

Para el perro del Sulle. (Y para Sulle)

viernes, septiembre 23, 2005

La duda

Subí en el metro, buscando el hueco más respirable entre toda la masa. Logré agarrarme a una barra y mi cara quedó junto al cristal. Algo más allá, una espalda cercana parecías ser tu. Intenté decir tú nombre, sin atreverme.
"Perdone. Disculpe. Con permiso."Aun faltaban casi dos metros. Si eras tu, leías inmóvil, pero llegamos a una estación, y te abriste paso hacia tú puerta más cercana, y no fui capaz de llamarte hasta que se cerraron las puertas. Sin saber si eras tu.

miércoles, septiembre 21, 2005

Desconcierto

Me he despertado,
a oscuras y desorientado.
no sabía donde estaba,
si en mi dormitorio de Bolivia
o en algún hotel de Madrid.

He elegido creer que a tu lado
y me he vuelto a dormir

miércoles, agosto 24, 2005

Mi intención

Y trataré de reir
con más ganas
porque es el mismo aire
que reiste tu
con más fuerzas.

A Pilar Martí, recolectora de sonrisas (2005)

lunes, agosto 08, 2005

Proverbio

Nunca tan solo,
como mal acompañado

viernes, julio 15, 2005

INERCIA (Antiguo)

Todo consiste en no creernos demasiado a nosotros mismos, o en creernos hasta el final, hasta que ya no sepamos si dudar, en que ya no tenga sentido dudar que lo que decimos es verdad, hasta para nosotros. En creernos nuestra realidad.

- Mi sueño es irme, viajar.
Y quizás él, que no puede ir, que no se atreve a pedirle
-Quédate.

Y tan solo asiente, y sufre. Y ella, por supuesto, no quiere irse, o al menos, no sueña con irse sola. Sueña con él diciéndole que no, que por favor, que se quede con él o incluso con él yendo con ella. Y hablaran alguna que otra vez de esa sombra que ambos proyectan y que les atenaza. Puede que, casi como ejercicio, ella vaya a ver cosas necesarias, haga algo parecido a planes, planes que puede que incluso cuente, se los cuente a él. Y él, que no puede irse pero la quiere, rabia por quererla y no osa contradecirla, se calla mil veces y dos mil cambia la frase
-Por favor, no te vayas
por
-Por fin encontré el disco que buscaba
U otra de la familia.
Y hará o harán, quien sabe, alguna compra. Compartirán el momento de las dudas, alguna pelea.
-Eso no, eso es horroroso, ¿eres tonto?
Y seguirán representando. Ella, que se va, él, que lo acepta. Y llegará una compra, una compra que la convenza o la atrape, quien sabe. Un pañuelo, una maleta, un definitivo billete, el que ponga hora y fecha. ¿Lágrimas sin motivos? ¿No son motivos? Para los dos. Hablarán y habrán lágrimas. Ella estará sonriendo y maldiciendo, nerviosa, se va, es su sueño, dime algo, abrázame, que me quede. Y él, atento y también nervioso, te irá bien, lo verás, cambia de opinión o acabarás conmigo, ¿no lo ves? Y aunque tan solo cada uno lo sepa, están llorando con vasos de por medio, se beben su pena y abrazan la mentira. ¿Culpa de ella, querer tener que querer hasta renunciar a un sueño creado? ¿Culpa de él, no querer pisarla a ella ni por amor, no poder ir con ella pese lo que pese? ¿Y de quién? Vamos, ¿culpa del sueño? ¿de la maleta, el billete o el pañuelo? ¿Culpa de la sábana que sudan cada uno, tristemente por separado? ¿O es del reloj, que solo está para mentirnos diciendo que cada segundo dura lo mismo y que, preparados o no, el momento ha llegado? El reloj, el sueño, la torpeza y la lealtad la hemos creado juntos ella, él, tu, yo.
Y al llegar al momento se abrazan y ella sonríe, se casi cree el sueño; y él, casi ríe, se casi alegra de su derrota. Hasta lleva algún bulto. Y un regalo de despedida, que da, y otro, que guarda.
-Escríbeme.
-Lo haré.
Y llega un vértigo, porque ella no lo hará, no quiere, él no le ha dicho
- Quédate.
Y el sueño está rodeándola, es obvio, tiene que ser real, tiene que ser lo que quiere. Y sabe que no lo hará, aunque reciba algunas líneas. Porque parte, y el separarse es cumplirse un sueño, o dos, o cientos. Cientos de sueños de amor expresado y reclamado hasta destrozarnos la vida.

viernes, julio 08, 2005

Desayuno

Me senté en la única mesa libre haciendo equilibrios, el plato con las tostadas en una mano, el café en la otra y el periódico apretado con bajo el brazo.
Ella entró en el bar y al verme fue derecha a mi y se sentó.
-Hola. Perdona que me presente así, pero tenía que decírtelo cuanto antes. Me voy. Tengo que dejar nuestra vida. No quiero que volvamos a vernos hasta que seas otra vez mágico. No vengas a buscarme hasta que vuelvas a controlar mis sonrisas a voluntad.
Se levantó, me besó la mejilla al pasar y siquiera me dejó su nombre para tratar de conjurarla.

jueves, julio 07, 2005

Metamorfosis

Escribiendo en el ordenador siempre me dio pena, al corregir alguna palabra, eliminar todas las letras que la forman. Así, cuando puedo, mantengo una vocal rodeada de nuevas compañeras, o dejo una consonante novata en su nueva función. Intento incluso mantener el idilio de una sílaba en un nuevo escenario. Y nadie, salvo ellas y yo, sabe de sus antiguas vidas.

lunes, junio 20, 2005

RECORDAR (Antiguo)

En mi casa tengo un cuarto para recordar.
En él apenas hay objetos. Un sillón viejo. Una mesita y un espejo.

No tengo fotos ni cartas, papeles viejos. Solo voy y me siento. Voy y me miro.
Voy y recuerdo.

(¿1997?)

viernes, mayo 13, 2005

Emboscada

Me regalé un libro
seguro de acertar,
sin saber que en él
con cariño y alevosía,
escondió un poema
segura de acertar.

A Berna

viernes, mayo 06, 2005

Recuento de perros V

Cruzó el océano en una jaula de plástico, en la zona de la tripulación, privilegio de venir acompañando al piloto. Era un cachorro de color negro brillante que aun no sabía ni ladrar, y ya viajaba en primera clase. Cuando llegó al aeropuerto de Madrid, acurrucado en su jaula, sus quejas confundieron a una mujer que pasaba
-Perdone, ¿le puede enseñar su foca a mi hijo? Nunca ha visto una...
-Es un perro señora.

Y decidieron abrir la puerta, porque el animalito parecía aturdido y le vendría bien el aire. Apenas lo hicieron se escapó, y puso en jaque durante un buen rato a los servicios de seguridad de Barajas. Es normal que horas después, al llegar a casa, cayera exhausto en el cesto que le teníamos preparado, y en su primera foto aparezca plácidamente dormido.

Un sabueso elegante y con personalidad, solo podía llamarse Sherlock.

La personalidad pronto la demostró. Sherlock nunca se ha considerado menos que cualquiera de la familia. Si se le exige que haga algo que no le parece digno, protesta gruñendo indignado. Si llegan invitados y se le hace salir del cuarto, no lo hace de buena gana hasta que no se hace salir junto a él a alguno de los recién llegados. Llegó a aprender como usar los picaportes, y aun costándole por su altura, en ocasiones conseguía entrar en el salón si se le cerraba la puerta. También aprendió a pedir que se encendiera el aire acondicionado si pasaba calor. Pero nunca aprendió a ladrar como un perro, quizás por cambiar de idioma tan joven. Aun así, su gama de sonidos para indicar su ánimo pasa por todo tipo de gemidos, gruñidos o aullidos. Podría pasar por un perro arisco, pero solo es fachada. Prueba de ello fue su reacción cuando me ausenté un mes, y al volver, a agacharme a acariciarlo, puso sus patas en mis hombros, moviendo el rabo, lamiéndome como pocas veces ha hecho en su vida, y gruñendo sin parar.

Durante un par de años, estuvo solo, pero cuando llegó Watson, su vida cambio. Aquella bola de pelo que llegó y con la que jugaba con cuidado empezó a crecer hasta llegar casi a permitirle pasar por abajo. Y le ayudó a mantenerse en forma. ¿cómo dejar un solo resto de comida conviviendo con un ente de 80 kilos sin fondo en el estómago? ¿Cómo relajarse con un rival de tanta envergadura dispuesto a arrebatarle el mejor sitio para dormir,? ¿cómo jugar con a recoger objetos si para Watson el juego era pillarle a él?

Watson le dejó, pero él aun con doce años está siempre dispuesto al juego, retando si se tercia a cualquiera, cogiendo una bolsa de plástico con el filo de los dientes, a ver quien es capaz de quitársela.

viernes, abril 08, 2005

Recuento de perros IV

Lady. Un bello martín del pirineo blanco con un antifaz negro y un hermano mascota de la legión. Llegó siendo una bola de pelo y pronto se convirtió en mi almohada si me tumbaba en la alfombra a ver la televisión. Aun hoy me puedo maravillar recordando como durante años jugué a pelear contra ella, y por más que le metiera las manos en las fauces o que ella me inmovilizara tumbándose sobre mi para mordisquearme el pelo, jamás me hiciera ni un rasguño, aunque que pesase tres veces más que yo.

Para definirla bastaría contar como saltó desde un primero al ver que mi padre acariciaba a otro perro: Lealtad y cariño sin límites, con poco criterio. Nunca aprendió a obedecer ni entender ninguna orden, pero siempre que pudiera sentirme mal aparecía para poner su cabeza en mis piernas. En algún lugar tengo fotos de ella, enterrada en arena hasta el cuello, feliz de jugar con nosotros en el verano del 82. O con un gorro y serpentina durante un fin de año.

Cada mañana mi madre preparaba dos tostadas. Una, de pan del día, para ella. Otra, del día anterior, para Lady, que esperaba paciente su desayuno.

Después de los diez años algo empezó a ir mal bajo su oído, y el tumor fue poco a poco haciéndola torpe, quedando fuera de control su ojo izquierdo. Pero hasta el último día no se cansó nunca de recibir caricias y dar cariño.
Una mañana me levanté sabiendo que no debía ir a verla y cuando volví de clase, escuché como mi madre la enterró envuelta en la vieja colcha de mi cama.
'Para que esté siempre con algo tuyo'
Yo siempre tendré algo tuyo, vieja mula.

martes, abril 05, 2005

Recuento de perros III

Tortuguita saltó un día entre las rejas de la verja de casa y empezó a ladrar indignado: Ya había un perro viviendo con la familia que él había elegido adoptar.
Sin embargo, pronto él y Starsky se hicieron compañeros de aventuras y pasaban días desaparecidos juntos. Tortuguita utilizaba su pequeño tamaño para entrar por todas partes según sus deseos. Todo cuanto veía era suyo. Un día descubrió que un vecino tenía gansos, y se trajo hasta casa arrastrando del cuello a un aterrorizado animal que era tres veces más grande que él. Mi padre lo tuvo que devolver a su dueño, pero no importaba. Ya lo volvería a traer otro par de veces, hasta que el vecino puso una malla de alambre entre sus rejas. Cada mañana mi madre me llevaba en el cochecito mientras ella llevaba a mis hermanos al colegio, y tortuguita nos acompañaba. Si llovía, saltaba dentro conmigo, y era bienvenido.
Un día dejo de aparecer por casa, y tardaron años en reconocerme que Tortuguita un día decidió tomar por suya una calle en la que dormir al sol. Y que resultó ser demasiado transitada.

viernes, abril 01, 2005

Recuento de perros II

Yo fui el primero en conocer a Starsky.
Tendría 3 ó 4 años, y una chica se asomó a la verja de mi casa, viéndome jugar en el jardín
-¿Quieres un perro?
-Si.
Y metió al cachorrillo entre los barrotes, para que yo lo pudiera coger. Se quedó con nosotros. Era un perro sin raza, listo y cariñoso, de largo rabo y orejas de murciélago. Un verano, en una casa alquilada en la playa, mi madre le derramó por accidente agua caliente en el lomo, lo que le provocó un característico triangulo de pelo sobresaliente en el lomo, que le acompañaría de por vida.
Pronto Starsky descubrió la calle, y de vez en cuando se ausentaba días y días, para volver herido, enfermo, lleno de chinchorros, cansado o hambriento, pero siempre muy contento de vernos. Años después me enteré que era la pesadilla de muchos vecinos míos, ya que siempre encontraba la manera de entrar en sus casas y seducir a la carísima perrita de pura raza y pedigrí rancio que ellos esperaban cruzar pronto. Ellas aprobaban su visita, sin duda atraídas por su canalla encanto.
Starsky era además eficaz cazador de ratas, y mantuvo a raya a todas aquellas que intentaban entrar en mi casa desde el monte cercano. Las dejaba con cariño junto a la puerta, con el cuello roto, para que dispusiéramos de ellas como quisiéramos.
El plato preferido de Starsky eran las patas de pollo con arroz largo, plato que le preparaba mi madre en una gran olla y que él empezaba a comer inevitablemente por los dedos, sin darle problema alguno ni las uñas de las aves ni la supuesta peligrosidad de los huesos huecos. Yo podía quitárselas de la boca, y él tan solo iba a buscar otra de su escudilla, sin mostrar ni de lejos disgusto por compartir su comida conmigo.
Un día, nos advirtió un vecino "Vuestro perro está muerto en la calle, cerca de la placita". Fuimos a buscarlo, pero ya no estaba. Al llegar de vuelta nos esperaba junto a la verja. No estaba muerto, y se había arrastrado hasta casa. La hemorragia interna que tenía era provocada por matarratas, y mi padre le inyectó, además del antídoto, un sedante, para que no tuviera dolores. Él luchó por su vida junto a nosotros pero al día siguiente lo enterramos junto a la dama de noche, en una esquina del jardín.

Para Nadie, con toda la envidia del mundo, y para su Starsky tocayo también.

jueves, marzo 31, 2005

Recuento de perros I

Gorilo era pastor alemán, grande y oscuro. Solo lo conozco por uno de mis primeros recuerdos: una gran cabeza negra junto a mi cara. Y también, por lo que me contaron de él. "Era tan bueno, que una noche en la que me atracaron mientras lo paseaba, se pasó todo el rato lamiendo al ladrón".

viernes, febrero 11, 2005

Aficionado

Cansado estoy ya de este guionista tan previsible,
que no sabe más que eliminarme personajes queridos
con el torpe pretexto de la muerte.

d.e.p Antonio Postigo, 2-2-2005

jueves, enero 13, 2005

Intenciones

Que llueva, que haga frío
y que truene.
Ya me mancharé de barro
y chapotearé en los charcos
Y si se atreve a salir el sol,
a disfrutar como un lagarto.