Me senté en la única mesa libre haciendo equilibrios, el plato con las tostadas en una mano, el café en la otra y el periódico apretado con bajo el brazo.
Ella entró en el bar y al verme fue derecha a mi y se sentó.
-Hola. Perdona que me presente así, pero tenía que decírtelo cuanto antes. Me voy. Tengo que dejar nuestra vida. No quiero que volvamos a vernos hasta que seas otra vez mágico. No vengas a buscarme hasta que vuelvas a controlar mis sonrisas a voluntad.
Se levantó, me besó la mejilla al pasar y siquiera me dejó su nombre para tratar de conjurarla.
viernes, julio 08, 2005
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2 comentarios:
Y tú? Saliste corriendo después?
Lo intenté, pero el camarero se empeñó en que pagase antes...
Salud
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