Una gota cae lentamente, estallando al tocar la mesa. Se miran a los ojos. Ella ríe un poco, y tras dejar la taza, se seca el labio.
-¿Y como fue eso?- es ella la que habla primero, quitándole silencio al asunto.
-Normal. Yo traté de evitarlo, pero fue imposible.
-Comprendo. Perdona, ahora vuelvo.
Ella se levanta y se dirige al servicio. Él, mientras aprovecha para probar su café, que estaba entero. Tanto hablar no le dio tiempo ni a eso. Debería pedir agua. Siempre lo olvidaba. Había poca gente en el bar. Quizás haciéndole un gesto al camarero. Ya vuelve.
-Sigue. ¿Qué decías?
-No se. Lo olvidé. ¿De qué hablábamos?
-No se.
Sonríen un poco, y cada uno se hunde en su taza. Varios temas desfilan por su mente, pero no acierta a hablar. Es ella quien lo hace.
-Se me hace tarde. Gracias por el café.
-No hay de que. A ver si nos volvemos a encontrar
-Claro. Nos vemos.
Ella se levanta lentamente. Busca por la mesa, parece que cree olvidar algo. Recorre entero el bar. Se va a la puerta.
-Adiós.
Ahora, aunque ya salió, él permanece con la mano levantada, por si acaso ella se girase. Desaparece de su vista.
Él quería besarla y tan solo tomaron café
2 comentarios:
que amargo debe haber sido ese café....
Este texto es un auténtico clásico. En mi opinión no tiene menos de 15 años...
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