Perdona.
Quise anoche escribirte,
intenté levantar la pluma que dormía en la mesa
y con las dos manos fui incapaz de moverla.
Quise abrir el cuaderno para
rozar al menos las hojas con el dedo
y escribirte el silencio.
Pero se negó.
Fue imposible hacerlo.
Quise al menos hablarte,
en mi habitación vacía.
Pero mi garganta estaba seca,
y las palabras ausentes.
No te he dicho aun que anoche
estuve a punto de llorar.
a Fernando Durán. 1-5-1937 a 2-12-2001
jueves, diciembre 02, 2004
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2 comentarios:
Es difícil perdonar la "nada" (aún impregnada de "todo")...
Marcel·lí
http://blogs.ya.com/bohemiachampain/
Así que el silencio ya estaba ahí hace dos años. Bueno, tú escribe que es una buena catarsis y no olvides que todo, absolutamente todo, queda en el ojo del mundo. Las personas viven mientras que las recordamos.
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