jueves, diciembre 14, 2006

Hipótesis

8-------32
79-------X

supongo que escribir que te quieren es amar que te lean.


gracias

lunes, diciembre 04, 2006

Un remedio

Bordeando el sueño, una noche, creí encontrar el camino. Reunir imágenes, anécdotas y escritos. Cristalizar mis sentimientos hacia ti, reunir mis recuerdos para, de alguna forma obvia casi en sueños, hacerte volver.

Ya despierto, vi claro, que me sería imposible.

Me faltan versos para eso

a Fernando Durán. 1-5-1937 a 2-12-2001

miércoles, noviembre 22, 2006

Broker

No le costó demasiado convencerme para que la invitara a la primera copa. Parecía necesitarlo. Y a la tercera, me contó el motivo de su ruina.
Despues de tanto estudio y tanto master, creyó ver claro un negocio tremendo, y se la jugó todo a montar un banco de sentimientos.
Y se arruinó, claro. Se dio cuenta tarde que había demasiado especulador y muy pocos inversores.

martes, noviembre 14, 2006

Y así pasan

Francisco besó con prisa a su hija antes de salir, sin consentir por las prisas en besar también la muñeca que tenía en sus brazos. Marchó a trabajar.

Tuvo su jornada de llamadas y cafés de máquina, su montaña de papeles y el paisaje constante de arial del 12.

Cuando volvió se peleó con la cerradura, atascada, y tuvo que llamar al timbre para ver como le abría una mujer desconocida que entre lágrimas le llamó 'papá'

martes, octubre 17, 2006

Certezas

En mi casa tengo dos puertas y, cada una su llave, muy parecida.
Cuando quiero abrir solo me confundo si, justo antes de usarlas, pienso
¿será la correcta?

miércoles, septiembre 06, 2006

Larga distancia

Ayer subí del verano y al salír del tren
me han saludado nubes oscuras y viento fresco.
Hoy he salido del banco
y me ha empapado la lluvia.
He comprado un paraguas en la calle
que a dos manzanas se ha partido,
y ha salido volando.







 

miércoles, agosto 09, 2006

Sin consenso

Fuiste testarudo,
tu cuerpo te dio razones y argumentos para rendirte
(sin conseguirlo)
Fue tozudo,
le diste ejemplo y motivos para seguir ante lo imposible
(sin convencerle)
Fue traidor,
aprovechó que dormías para llevarte

(d.e.p Francisco Postigo, 28-07-2006)

viernes, julio 07, 2006

Alex

Alex empezó a flotar un martes por la tarde. Volvía de comer, camino de la oficina, y sintió algo extraño por los pies, una suavidad leve, un pequeño tirón entre los oidos. Y se asustó, se agarró a la pared temiendo que un mareo le llevase al suelo. Los transeuntes le esquivaron con cuidado y él fue poco a poco serenándose. En parte porque se atenuo la sensación, en parte por irse acostumbrando. "una bajada de tensión," se dijo. Sin más llegó a la oficina,y pasó la
tarde contento de la extremada comodidad de su asiento, cosa de lo que hasta entonces, nunca se había dado cuenta.

Esa misma noche se sintio peor. Al bajar los tres escalones del portal para ir a tirar la basura, creyó tropezar, porque el último escalón había resultado más alto de lo acostumbrado. La distancia que su pie había recorido fue excesiva. Sin duda era fruto del cansancio, pensó, y tiró la bolsa con prisa, deseando acostarse.

El miercoles se levantó con fuerzas. Al coger la ropa del armario se fijó en la cama "he dormido como un niño. Ni me habré movido, estaría reventado", pensó. Porque la cama estaba casi sin deshacer, apenas una arruga en la sábana. Al ir a coger el coche, sin embargo, volvió a pasarlo mal, cuando descubrió que a cada paso sus pies se alejaban unos centímetros del suelo. Asustado se agarró de un naranjo, y con esfuerzo logró volver a tocar el suelo. De una obra cercana logró alcanzar varias piedras y se lastró con ellas, dándoles a sus bolsillos un aspecto disparatado. En el coche el cinturón de seguridad hizo el resto, e hizo lo que pudo por cumplir ese día en el trabajo

A medianoche encontró algo incómodo el techo, porque en un giro había
chocado con la lámpara, y había quedado desvelado. Harto de todo aquello, se decidio a gatear camino de la ventana, donde, agarrandose al cordón de la persiana se atrevió a salir, cauteloso de ser capaz de volver a entrar si el cielo le llamaba con demasiada fuerza.

El viernes pusieron un anuncio en su trabajo buscando sustituto, porque Alex no llamó, ocupado como estaba en cruzar de una vez por todas el Pacífico.

jueves, junio 29, 2006

Ciencias

En algún momento uno decide, o se encuentra, cursando unos estudios que se supone, marcarán su vida, le darán su profesión, marcarán su tiempo. Uno duda al elegir. Medicina, periodismo, informática, derecho, arquitectura. Y elige lo que considera mejor para si.

Sin embargo, creo que de verdad, de verdad, de haber podido elegir,yo hubiera elegido estudiar ciencias del mar. Tan solo por entender a Beatriz.

Beatriz llegó un verano a la ciudad para visitar a Sonia, su prima. Sonia era una buena amiga nuestra, y sin embargo no nos avisó del peligro inminente. Por tanto, cuando aquella noche entré en el bar donde habiamos quedado todos para tomar una cerveza, no iba preparado para el impacto de sus ojos color miel. No hice más que pisar el bar y me atrajo su mirada inevitablemente. Ella hablaba con Sonia, y tratando de no tropezar me acerqué con inquietud. Nos presentó

-Encantada
-Y yo

Mentí. No estaba encantado. Estaba tremendamente asustado, porque si desde lejos me habían llamado sus ojos, fijos en mi, me tenían desarmado. Nos quedamos un momento en silencio, hasta que sonriendo decidió seguir hablando de la familia con su prima. Pronto llegaron cinco o seis amigos más, y nos enganchamos en charlas anodinas. No entendía lo que me había pasado en el primer momento. Estaba algo enfadado conmigo. "no eres un niño ya,", me decía. Estabamos en la calle Betis, justo a la orilla del Guadalquivir. Esa zona es propensa para cambiar mucho de bares charlando, tomando copas, riendo. Todo marchaba perfectamente, hasta que de alguna manera, me vi hablando a solas con Beatriz. Nos dirigiamos a un bar algo alejado, y antes de darme cuenta caminaba justo a mi lado.

-No hemos hablado mucho, ¿eh? -me dijo.
-¿No? No me he dado cuenta. Lo siento. Bueno. Ahora nos resarcimos.¿Conocías Sevilla?
-No. Nunca había estado
-Vaya. ¿Y te gusta?
-Si. Algunas cosas más que otras.

Y me dejó indefenso de nuevo, no solo manteniendo la mirada. Me sonrio a traición. Intenté seguir hablando.

- Oye, ¿te han dicho algo del sábado? Ibamos a ir a la playa, a Cádiz. ¿Vendrás?
-No, gracias. Iré en septiembre, cuando comience el curso. No quiero perderme la sorpresa- me miró- Nunca he visto el mar.
-¿No? ¿de dónde eres?
-De Mérida. No tenemos playa, ¿sabes?
-Claro, pero aquí tampoco la tenemos. Y ¿no tienes curiosidad por ir?
-Mucha. Llevo toda mi vida soñando con pisar la arena, con dejarme ir por las olas. Quiero llegar de noche, y que no haya nadie. Voy a estudiar ciencias del mar para tener excusa de no alejarme nunca de la costa.
-Vaya. Una apuesta arriesgada. ¿y si no te gusta?
-Me gustará. Somos el mar ¿sabes? Somos saquitos de elementos químicos en suspensión, nuestra sangre simula ser el mar y nuestras células navegan sin parar.

Me miró de nuevo, tan cerca. No pude escapar. La sensación de sus ojos, entendí entonces, era la misma que sentí al bañarme en alta mar la primera vez. Al estar rodeado de agua y no ver la costa en ninguna dirección, al entender que era un invitado. Esa noche era el invitado de Beatriz, que como la marejada me había separado del resto para jugar un rato, sin yo darme cuenta. Y al amanecer, desapareció sin dejar rastro.

Si. Beatriz era el mar. Y sabía a Mediterraneo

martes, junio 27, 2006

La rueda

De una tarde de paseo por la sierra me traje una mazorca imposible que encontré en medio de un prado. En casa la deshice grano a grano y los planté en fila atrás, en lo que entonces era el jardín abandonado. Muchos arraigaron y fueron creciendo con sus penachos blancos. Tuve una bonita cosecha e hice un trato. Las panochas irian a Daysy, la vaca de Conso, a cambio de algo de leche cada mañana. Esa leche fue la que crió al bueno de Socio, al que al poco encontré recién nacido en un saco, donde ya habian muerto sus cuatro hermanos. Durante un mes pensé que no viviría. Gota a gota le vertía la leche tibia en la boca sin que él hiciera caso. Pero una mañana empezo a beber con furia y a aumentar de tamaño. Ciclon en casa, terror de zapatillas, Todo juego y cariño, pura travesura. Paseos y confidencias, el orejudo me siguio durante años a donde fui con aires de sabiduria, de no fiarse de dejarme solo en ningun paseo, de no consentir que me perdiera. Una mañana, ya viejo, lo encontré frío, y entre lágrimas lo enterre justo al lado de la puerta. Sobre su tumba plante un rosal, que en duelo no floreció el primer año. Ni el segundo. No lo hizo hasta el tercer verano. Cuando por fin la primera flor se abrió, la corté. Le quité las espinas justas para agarrarla apenas sin pincharme y fui a buscarla por fin, seguro ya de haber encontrado el regalo suficiente para decirle cuanto la quiero

sábado, junio 17, 2006

La plaga

Caminando por la calle, en hora punta, poco a poco voy dándome cuenta de algo extraño. Todos con los que me cruzo me dirigen una sonrisa. Necesito de un semáforo y un brillante coche parado para saber el motivo. Mi sonrisa llamaba las suyas.



Para Pack, orfebre de sonrisas

martes, mayo 02, 2006

Un regalo envenenado

Quisiera darte carne y huesos, musculatura, un cuerpo. Aun el doble que el mío, no me importa. Tener algo contra lo que luchar, aun sabiendo que fueras más fuerte. Que las dentelladas las viera venir. Ya me arreglaría. Habría un modo. Apretaría los dientes, golpearía, tendría en mis manos su destino. Y ganaría.

martes, abril 25, 2006

Distracción

Por los problemas, por el trabajo, por tantas cosas, he estado distraido.
En mi descuido, los rosales han estallado.

En flores.

martes, abril 11, 2006

Paradoja

Con daño hecho, con daño recibido,
te puedo echar de menos.
No habiendo estado nunca,
o habiendo deseado que no estuvieras,
te puedo echar de menos.
Tras largos segundos
o rápidos años,
siempre puedo echarte de menos.
Pero nunca lograr tu presencia

jueves, abril 06, 2006

Lógica

Soy marinero de secano,
experto en nadar y ahogarme en la orilla.
Siempre me empapo desprevenido
en la tempestad que viene tras la calma.

Y amo el mar.

martes, marzo 21, 2006

Me traje un invitado al Sur

Tras leer el párrafo, un poco de aire logró entrar en mis pulmones. Eso. Eso era. Pero, ¿cómo usarlo? Miré, miré y miré el texto, las letras negras, de imprenta. Intenté buscar su rastro. Era difícil, traducido como estaba. Pero seguí mirando. Ladeé la hoja, la miré de perfil. Quité la pantalla a la lamparita de la mesilla de noche y con la bombilla a escasos centímetros, logré encontrar rastro, en el borde de una ge. Con cuidado lo levanté usando la uña del índice. Un error, y lo perdería. Saqué la pluma, la mantuve a mi alcance, y tiré un poco más. Al fin conseguí asidero suficiente, y antes de darme cuenta giraba y giraba en la rotativa para caer pesadamente al suelo, junto al escritorio donde tecleaba él, con su cabello blanco algo agitado. Se sobresaltó al verme

-Y tú, ¿quién eres?
-Dani. Pero eso no importa. Necesito que me haga un favor.
Me miró en silencio. Miró mi mano derecha, pluma en mano. Eso pareció tranquilizarle.
-Y bien, ¿Qué quiere? ¿Qué buscas?
-Verá, Señor Ray. Estoy pasando una racha dura, difícil. Estoy cansado. Y me da vueltas y vueltas una idea en la cabeza. Pero no logro reunir fuerzas ni habilidad para sacarla. Y entonces me encontré con sus letras. Casi, casi, me sirve un trozo de algo que escribió hace años.
-Ya veo. Qué quieres ¿plagiar?
-¡No, no! ¡Nunca haría eso! Es solo una cita. Unas cuantas líneas, para quedar a gusto y dormir esta noche algo más despejado. ¿Me las presta?
-¿y que gano yo con eso?
-Pues, ¿Conoce el sur? Puede venir un rato conmigo
Sonrió
-Trato hecho. Vamos
Cogió un papel en blanco, con un gesto me pidió mi pluma. Al momento , Ray iba escribiendo en el folio:


-Tom-dijo Douglas-, prométeme algo, ¿si?
-Prometido, ¿qué es?
-Eres mi hermano y te odio a veces, pero no te separes de mi, ¿eh?
-¿Me dejarás entonces que ande contigo y los mayores?
-Bueno…si… aun eso. Quiero decir que no desaparezcas, ¿eh? No dejes que te atropelle un coche y no te caigas en algún precipicio.
-¡Claro que no! ¿Por quién me tomas?
-Y si ocurre lo peor, y los dos llegamos a ser realmente viejos, de cuarenta o cuarenta y cinco años, podemos comprar una mina de oro en el Oeste, y quedarnos ahí, y fumar y tener barba-
-¡Tener barba, Dios!
-Como te digo. No te separes y que no te pase nada.
-Confía en mí
-No me preocupas tú-dijo Douglas-, sino el modo como Dios gobierna el mundo
Tom pensó un momento.
-Bueno, Doug-dijo-, hace lo que puede.



Me alargó el papel, ya vivo, y con una sonrisa, dijo:
-Bien, muchacho. Y ahora, muestrame tu Sur

miércoles, marzo 01, 2006

Reencarnación

Si supiese que pudiera elegir
nacer de nuevo después de esta vida,
solo pediría recordar, al menos, una cosa.
Que yo elegí volver a nacer

viernes, febrero 17, 2006

EL GRAN GOLPE (Viernes)

Me desperté una hora antes de lo normal. Recogí un poco los libros que estaba leyendo, asegurando los marca páginas, y copie la receta de la pasta. Busqué un par de relojes que me habían regalado y los dejé en la mesa del comedor, sujetando la receta. Saqué de sus marcos unos grabados numerados que poseo de Granada, de tal manera que se viera que estaban firmados y eran originales, los dejé apoyados en el escritorio, cubriendo el monitor. Encontré la cámara digital entre mis papeles y la puse a cargar junto a los grabados. Dejé la tarjeta de crédito en la mesita de noche. Me faltó dejar leche y polvorones, pero aun no es época. El teléfono sonó un par de veces a lo largo de la mañana, pero no lo cogí. Por la tarde fui a dar un paseo largo, después a cenar y a pasar la vergüenza de ir a pagar y recordar que ni llevaba suficiente dinero, ni llevaba la tarjeta.
Al fin llegué a mi casa. Todas las luces estaban apagadas, la puerta y el balcón entreabiertos. Un escalofrío me recorrió la espalda al entrar en casa. Un fenomenal desorden dominaba las escena. Me habían robado. Por fin. Suspiré de alivio. Todos los cajones estaban abiertos, los cojines del sofá por los suelos. Los cuadros descolgados y apoyados en la pared. Unos botellines de cerveza en la encimera. El País del día tirado por el suelo. Subí inquieto. El colchón estaba medio volcado y casi fuera de la cama, el ropero abierto y las camisas desparramadas. El despacho era una montaña de libros y papeles. Los discos alrededor de su estante. Me dispuse a cumplir mi parte de llamar a la policía y perder unas cuantas horas mientras tomaban un par de fotos y me hacían unas cuantas preguntas.

-Sabe que le han robado?
-No, con este desorden.
-¿Está usted asegurado contra robo?
-El coche si, ¿eso cuenta?
-Vio a alguien desconocido merodear ayer por su casa?
-No, sinceramente, ningún desconocido.
-¿Entiende por qué le han forzado la puerta principal y el balcón?
-En absoluto, es incomprensible.

Cuando se cansaron de agotarme y llenarme la casa de una especie de talco, se fueron sin siquiera ofrecerse a ordenar un poco. Cogí un folio y un bolígrafo dispuesto a anotar las pérdidas. Arriba los grabados estaban por el suelo. Se ve que no tenía contactos en el mundo del arte. La cámara la habían desenchufado de la pared. La batería estaba cargada. Recogí los libros y los devolví a sus estanterías sin mayor orden que el de proximidad física. No faltaban huecos. Siquiera el Blanco y negro de 1908 faltaba. Debí comprar el Código Davinci, aunque quizás había encontrado algo mejor para su mujer. Cuando terminé, recogí mi ropa, hice la cama. Ordené el cuarto de baño y seguí con el salón. Los relojes estaban junto a la tele, todos en hora. Me surgió una corazonada, y puso la tele. Estaban sincronizados con el teletexto.
Faltaba poco para amanecer cuando estaba yo sentado en el sofá, viendo la lista del robo.

"Falta:
Tarjeta de crédito:1

Sobra:
Mechero metálico a gasolina:1
Manojo de llaves:1
Paraguas automático:1
Periódico del día:1
Bocadillo de chorizo:1"

Al final este tipo lo único que me había robado era la tarjeta. Y mi tiempo libre de toda la semana. Puse un cartelito por fuera de la puerta "Ya pasaron a robar. Gracias". Apoyé una silla en la puerta para dejarla cerrada, y me acosté.
A la mañana siguiente vi una nota que pasaron bajo la puerta:

"De de baja su tarjeta cuanto antes. La he extraviado.
Gracias,
Sera."

FIN

jueves, febrero 16, 2006

EL GRAN GOLPE (Jueves)

Vaya semanita. Eterna. Eterna me la está haciendo este hombre. Esta mañana me ha vuelto a llamar:
-¿Si?
-Hola. Soy Serafin.
-No creo.
-Si. De verdad. Una pregunta.
-Dígame.
-¿Donde guardaba la mantelería nueva esa que tiene, la amarilla?
-¿Para que quiere saber eso?
-Es que no me estaba saliendo bien este robo, ¿sabe? No encuentro nada interesante, estoy tardando mucho... quiero ponerlo todo como estaba
-Ah, ¿desiste?
-No. Voy a empezar de nuevo. Voy a trepar por el balcón, un escalo, que se llama. Me salen mejor que los butrones.
-Pero ¿más destrozo? ¡Si ya está dentro!
-Hombre, confíe en mi, que soy el profesional.
-Ya. Un gran profesional.
-Gracias. Por cierto, le ha llegado un paquete de correos. Parece un libro. He tenido que pagar 18 euros. Se lo dejo encima de la tele. Que al final, no me la voy a llevar.
-¿No?
-No. 14 pulgadas, eso no vale para nada.
-Vaya, gracias. En el cajón del centro del aparador.
-¿Cómo?
-La mantelería. Ahí iba.
-Claro. Estupendo. ¿Cree que le gustará a mi suegra?
-Es moderna, no se.
-Bueno ya lo pensaré. Le dejo, que tengo faena.
-Termine ya, dese prisa
-Hago lo que puedo. No crea que es cosa fácil. Tantos papeles y libros, ¿no esconderá algo en ellos, verdad? Que si tengo que abrirlos todos, tengo tarea para una semana.
-¡Por dios, no! ¡En ninguno hay nada!
-Bueno, si usted lo dice... venga, nos vemos.
-Adiós.

Cuando he llegado por la noche, el balcón estaba abierto, la persiana arrancada.Luz arriba. Cansinamente he subido, y Serafín estaba sentado en el suelo del despacho, rodeado de libros.

-Hola. Al final, no le he creído. Compréndame, la gente esconde las cajas fuertes detrás de los cuadros, las joyas en el congelador, y como usted solo tiene libros, tengo que cumplir.
-Me he dado la vuelta dispuesto a irme, pero él ha seguido hablando
-La salsa de pasta que tenía en el congelador, buenísima. Me tiene que dar la receta. ¿lleva zanahoria?

Y me he ido al cine, a ver si cuando volvía había terminado. Al volver, en el frigorífico tenía una nota: "déjeme la receta a la vista, que mañana tengo que venir a terminar el trabajito"

miércoles, febrero 15, 2006

EL GRAN GOLPE (miercoles)

No quiero saber nada más de mi robo. Pero no hay manera. A mediodía me han llamado al móvil desde un número oculto.
-¿Diga?
-Hola soy yo, Serafín
-¿Serafín? ¿Qué Serafín?
-El ladrón. El de ayer.
-¿Cómo ha conseguido este número?
-Su vecina. Es una mujer muy simpática.
-Ya veo. ¿Que demonios quiere ahora?
-Quería saber sobre que hora llegará ¿Cómo ayer?
-Más o menos ¿Ha terminado? ¿Va a huir por fin?
-No, es que me hace falta que me haga un favor. No le molesto más.

Me ha colgado y me ha dejado inquieto. ¿Qué querría el tipo ese ahora? Que me intentara convertir en cómplice de algo, era el colmo. Pero tenía mucho trabajo y no podía preocuparme más. Al llegar, la casa estaba silenciosa. Quizás finalmente se había arrepentido y habría terminado de robar él solo. En el salón había un par de sacos ¿olvidados? medio vacíos. Un par de cajones abiertos, algunos papeles por el suelo. Eso estaba mejor. Arriba sonó un grito y quejas. ¿Que estaba haciendo? Subí corriendo. En el despacho había luz, y al entrar lo descubrí jugando en el ordenador con un chaval a un juego de fútbol. Estaba protestando un gol que decía que no había sido legal.
-Pero, ¿todavía aquí? ¿Qué hace con mi ordenador?
-Ah, hola. Mira nene, este es el señor que te va a ayudar. Saluda
-Hola señor.
-Hola. ¿Qué le voy a ayudar? ¿Yo? ¿En qué?
-Es que al ver los ordenadores y los libros que tiene me he imaginado que podía ayudar un poco al niño, que tiene un examen de tecnología y lo lleva mal. De ordenadores y cosas de esas, anda bien ¿no?

He resoplado. El niño me ha hablado.

-Señor, este juego es muy viejo, ¿no tiene el último?
-No, no lo tengo.
-Si aprueba, no se preocupe, que yo robo el último juego y se lo traigo.
-Muy amable. ¿Yo le explico lo que sea, y usted va terminando?
-Es que ahora mismo no puedo terminar. Tengo que ir con mi mujer al médico. Pero mañana, sin falta, ¿vale?
-¿Y el niño?
-Ah, le da usted de cenar, si no le importa, y ya vengo yo luego a recogerlo.¿Le compro huevos, que he visto que no le quedan?
-No se moleste.

Se ha ido, y el chaval ha sonreído.

-¿Un partidito?

A ver si mañana...

martes, febrero 14, 2006

EL GRAN GOLPE (martes)

Estoy indignado. A mi no me gusta ser pesimista, ni criticar por criticar. Pero ya no hay profesionales como antes. Hace 15 años entraron en mi casa, cuando vivía con mis padres. De noche. Quitaron la masilla de una puerta con cristalera, pescaron la llave por el hueco y revolvieron toda la planta baja sin hacer ruido siquiera. Se llevaron toda una Singer del 1800 y pico con su mesa de hierro sin que ni el perro se enterara. A mi no. Llega uno tarde de trabajar, reventado, y solo con llegar a la puerta, ya tuerzo el gesto. Me ha quemado la pared con el soplete, ha dejado la bombona azul tipo camping gas tirada en la escalerita y se ve que le ha costado trabajo entrar, porque hay media docena de colillas junto a ella. Empujo la puerta, ¡Y la tele está puesta! Lo peor es que entro y está el tipo sentado en el sofá tomando un bocadillo.

-Oiga, ¿que hace aquí?
-Es que se ha complicado la faena, y ya ve.
-¿Como que se ha complicado? ¡Que hace doce horas que me fui!
-Si, pero no estaba seguro de que llevarme. Por ejemplo, he encontrado tres ordenadores, pero no se cual es mejor. No tengo sitio para los tres en el coche. Y digo 'voy a esperar que venga el dueño, a ver si...'
-Pero hombre, ¿no ve que el grande es mejor?
-Ah, yo es que de informática no entiendo. El día que me lo exijan, me hago fontanero. El caso, que entre eso y que me he puesto a buscar a conciencia, pues se me ha ido el día. ¿Le importaría no arreglar la cerradura todavía? Mañana vengo a primera hora y termino rapidito, que se me atrasa un cortijo que tengo encargado y ahí si que hay faena. Esto es un 'chapú', y como me distraiga forzando de nuevo, pues no compensa.
-¿Y si entra uno del turno de noche?
-No, ya he dado aviso. Ah, he visto que tiene muchos libros. ¿El código DaVinci no lo tiene? Que es el cumpleaños de la mujer, y no lo veo.
-No, ese no lo tengo. Tendrá que buscar otra cosa.
-¿Qué me aconseja que coja?
-Mire, usted es el profesional. Busque lo que sea, yo no entiendo de hurtos.
-Vale, vale. Yo era para implicarlo un poco. Que no sea esto tan frío. Es lo que tiene este trabajo, que no tienes charla, y se aburre uno.
-Comprendo. Si no le importa, voy a ducharme y a cenar, que vengo cansado.
-Si, hombre, no se preocupe. Usted haga lo suyo, que yo voy recogiendo mis cosas, las dejo en una esquina, y mañana termino, ¿vale?
-Vale.

Pues nada. Encima, esta mañana, cuando me he ido, ni siquiera había llegado, así que no se si esta tarde ya habrá terminado. Igual es mala suerte, y me ha tocado un chapucero, pero desde que me metí en la casa, todo son problemas.

lunes, febrero 13, 2006

EL GRAN GOLPE (Lunes)

Me estaba afeitando esta mañana, cuando he oído un coche llegar, alguien aparcando frente a casa. Se paró el motor, y al salir del vehículo le he oido toser, con esa tos de fumador que acaba escupiendo a la acera y ha saltado algo metálico y pesado en el suelo. Luego oi una cerilla encenderse y al poco un ruido sordo en mi puerta. Sigiloso bajé la escalera y abrí de golpe, sobresaltándole.

-¡Coño, que susto!

-¿Puedo ayudarle?

-No se moleste, ya puedo yo

Llevaba una especie de punzón en la mano


-¿Qué hace?

-Nada, iba a abrir su cerradura. Hoy me toca robar aquí

-¿Aquí? No, hombre, no. Que no me viene bien.

-A mi que me cuenta, yo soy un 'mandao'.

-Pues usted verá, pero no hay nada.

-¿No? ¿Ni joyas ni efectivo?

-Tengo hasta el frigorífico vacío. Estamos casi a final de mes, hombre. ¿No puede ir al vecino?

-Me encantaría, pero no me dejan

-Pues que suerte. El viernes llegó la factura de la luz, y hoy esto. Vaya mesecito que llevo.

-Que me va a contar. Yo tengo tres crios.

-Puff, peor me lo pone. En fin. Si se espera un momento, cojo la cartera y me voy ya, que llego tarde.

-Vale. Así me fumo el cigarro tranquilo. -Eh, dentro no me fume ¿eh? Que no me gusta el olor.

-Vaya hombre. Cada día lo tenemos peor los que fumamos

He cogido la cartera, y al salir, he dado tres vueltas a la cerradura

-¡Oiga, eso no vale! ¡Que la tenía sin cerrar!

-Perdone. La costumbre. -

Nada. Venga, da igual, llevo soplete. No le entretengo, que hoy hay un atasco tremendo cerca del puente y le va a coger de lleno.

-¿Atasco encima? Ya no llego a tiempo. Vaya lunes asqueroso.

-Ya le digo. Buenos días.

-Buenos días.

martes, febrero 07, 2006

Felicidades

Por permanecer en medio de la tormenta de Internet cinco años, rescatando sin parar a incautos naufragos de innumerables lugares del globo.

Y que sean muchos años más.

http://www.escueladeescritores.com/lista/foro/

sábado, febrero 04, 2006

Encerrado

No se como lo hice. Lo escribí sincero, quizás, y quedé atrapado en las letras, sin poder salir. Preso entre una A y un punto final. Quedé por horas, supongo, tal vez días. El tiempo era distinto ahí. Y no logré liberarme, por más que lo intenté, hasta que alguien me leyó.

viernes, febrero 03, 2006

Avería

Anoche hubo un gran apagón en mi pueblo. Mi casa a oscuras, fría. Todo lo que tenía pendiente por hacer, no era posible. Correos pendientes. Cosas que arreglar. Todo parecía inútil sin electricidad. La comida fría, el ordenador inerte.

Subí a la azotea para ver hasta donde llegaba la oscuridad. ¿Sería grave? Nada manchaba la noche. Oscuridad absoluta.

El apagón me regaló la mejor noche de estrellas que jamás vi desde mi casa. Y un baño caliente en silencio a la luz de una vela.

miércoles, febrero 01, 2006

Invisibles

Algunos amigos invisibles decidieron alegrarme la apertura diaria del buzón, callando facturas y publicidades variadas. El asunto no podía quedar así. Busque a Sherlock, mi sabueso. Le di a oler las cartas y él movio el rabo con fuerza. Había reconocido el rastro. "¡Busca!" le dije. Pero tenía que estar compinchado. Tan solo refregó el hocico un poco contra mis espinillas, y se hizo el loco. Se tumbó al sol, dispuesto a guardar el secreto, el muy traidor. Supongo que tendré que conformarme con el secreto. Y con dar las gracias.

martes, enero 10, 2006

Fisonomista

Me causa un profundo desazón cruzarme con un rostro y no saber ubicarlo. No soy bueno para los nombres, nunca lo he sido. Pero un rostro lo reconozco al momento. El tipo que echa gasolina a mi lado era el taquillero del cine el sábado. El que espera en la consulta del dentista es un cliente de la segunda empresa en la que estuve, y esa chica que acabo de ver en la sección de congelados, no la logro ubicar. He acelerado el paso en el siguiente pasillo, buscado un nuevo vistazo. Y he seguido sin saber. Cuando ha ido a la caja, la he seguido. Ha montado en su coche, desde el mío la he seguido diez minutos. Ha llegado a mi barrio. Y ha entrado en casa. Vive conmigo. Creo.