miércoles, noviembre 22, 2006

Broker

No le costó demasiado convencerme para que la invitara a la primera copa. Parecía necesitarlo. Y a la tercera, me contó el motivo de su ruina.
Despues de tanto estudio y tanto master, creyó ver claro un negocio tremendo, y se la jugó todo a montar un banco de sentimientos.
Y se arruinó, claro. Se dio cuenta tarde que había demasiado especulador y muy pocos inversores.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

me dejas siempre con la boca abierta al leer tus post.
besos estupefactos

Anónimo dijo...

Nunca mejor dicho, "especuladores" en el sentido etimológico del término: narcisistas que tácitamente conjugan las palabras totémicas -"te amo"- en tiempo condicional, enamorados del éxito del ser "amado" porque lo entienden -sin ni siquiera saberlo- como un reflejo especular de lo que creen de forma indulgente que ya es su propia imagen. ¿Cuándo empezaremos a amar a las personas generosamente por sus carencias y sus fallos, es decir, por lo que les podemos aportar y no de forma pueril, porque tapan una parte de los mil y un agujeros que sentimos en nuestra propia alma? Me gustó, si es que no era ya evidente.

Anónimo dijo...

lo malo es que al enamorarse de los defectos de alguien...te pierdes en el.....
peligroso...

Anónimo dijo...

requiero aclaración sobre si la frase "te pierdes en el..." está incompleta o se perdió el acento diacrítico por el camino. :) Sea como fuere es una frase adorable, pese a sus carencias o puede que precisamente por ellas. Perdón por la ironía gramatical.

Me expresé muy mal. Lo que quería decir no es que hubiera que amar a alguien precisamente por los defectos. Literalmente este principio es insostenible ya que nos llevaría a enamorarnos de asesinos en serie. Era sólo una forma de decir que los defectos hay que ponerlos en el contexto de la persona, y que muchas veces en esa imagen panorámica tienen su sentido. No se pueden aceptar las personas a beneficio de inventario. Cada ser que habita en este planeta tiene su propio modo de mantenerse en pie y, aunque discrepo con el relativismo absoluto (no todos los caminos son igual de valiosos), lo que tampoco parece admisible es que apliquemos estándares de perfección que nosotros tampoco pasaríamos. Entre otras cosas, porque si tan perfectos fuéramos más indulgentes seríamos.

Es mucho más sencillo de lo que lo hacemos. No se trata de dar cheques en blanco, pero sí de aplicar con honestidad el mismo rasero que nos aplicamos a nosotros mismos, de no comportarmos como seres quemados y de vuelta de las cosas que tiran la toalla o pierden la fe en las personas con el primer escollo que encuentran. Si se entiende el amor como una cruzada que va en busca de perfecciones, uno mejor mira al arte o a Dios que a un ser de carne y hueso.

¿Es peligroso querer a seres defectuosos? Todo tiene sus riesgos, pero también existe el riesgo en el no hacer, en el no llegar a entregarse de verdad, en el no arriesgarse a que nos hieran. ¿Se puede acaso cocer pan con la puerta del horno abierta? Es, pues, un riesgo necesario. Hacer de una persona una religión e inevitablemente pasar la vida convirtiéndose de una religión a otra porque descubrimos un agujero -una incoherencia- en sus dogmas, eso sí que es peligroso, y además sin necesidad. Nadie puede dar sentido a la vida de otra persona. Cuando se busca eso es cuando uno acaba perdiendo el Norte, y esto es lo que buscan algunos de los especuladores del amor.

En cualquier caso, volviendo al texto, creo que la protagonista a la que el narrador subvenciona el suero de la verdad, debiera considerar la idea de aceptar también depósitos de malos sentimientos, así expandiría su clientela potencial y salvaría al banco de la quiebra. Si además es capaz de hacer como dice aquel poema de Machado, convertir las amarguras viejas en blanca cera y dulce miel, pues el éxito de la empresa está asegurado. Pero ese banco ya está inventado... es la literatura o el arte en general.

Anónimo dijo...

en el fondo, después de cotillear tu blog, y visto como arremetes contra los cuentos de hadas, me da que no difieres mucho del rollo que acabo de dejarle al pobre Daniel.

Anónimo dijo...

Gracias a los dos por divagar tanto sobre cuatro líneas locas

:-)

abrazos

Dani