viernes, diciembre 09, 2005

Laberinto

En el trayecto entre dormirme anoche y despertarme hoy, me he perdido. En algún momento he debido errar el camino, visitaría un sueño que no es el mío, mi ensoñación sería demasiado extravagante o me engancharía en la estela de plata de algún otro soñador. He amanecido en cama extraña.

He abierto los ojos y el sol estaba alto. Apenas una leve sábana me cubría. Pájaros cantando, silencio a mi lado. Me he atrevido a incorporarme, he mirado por la ventana. Aquí era verano. Al fondo un gran árbol movía una a una sus hojas saludando. He dudado. Descalzo he salido al exterior, aturdido y cegado. La tierra llegaba casi a quemar. Junto a la puerta, un grifo grande y un cubo a su lado. Lo he llenado de agua fresca y he bebido. El resto lo he volcado contra las raíces de árbol. Luego he vuelto a la cama dispuesto a conciliar el sueño para buscar un lugar donde contaros todo esto.

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