martes, abril 05, 2005

Recuento de perros III

Tortuguita saltó un día entre las rejas de la verja de casa y empezó a ladrar indignado: Ya había un perro viviendo con la familia que él había elegido adoptar.
Sin embargo, pronto él y Starsky se hicieron compañeros de aventuras y pasaban días desaparecidos juntos. Tortuguita utilizaba su pequeño tamaño para entrar por todas partes según sus deseos. Todo cuanto veía era suyo. Un día descubrió que un vecino tenía gansos, y se trajo hasta casa arrastrando del cuello a un aterrorizado animal que era tres veces más grande que él. Mi padre lo tuvo que devolver a su dueño, pero no importaba. Ya lo volvería a traer otro par de veces, hasta que el vecino puso una malla de alambre entre sus rejas. Cada mañana mi madre me llevaba en el cochecito mientras ella llevaba a mis hermanos al colegio, y tortuguita nos acompañaba. Si llovía, saltaba dentro conmigo, y era bienvenido.
Un día dejo de aparecer por casa, y tardaron años en reconocerme que Tortuguita un día decidió tomar por suya una calle en la que dormir al sol. Y que resultó ser demasiado transitada.

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